martes, 27 de agosto de 2013

Be Daddy

¡Felicidades, vas a ser papá!

Esta entrada va dedicada con todo mi amor a mi esposo, Te amo flakito.

Desde pequeña no puedo recordarme sin un muñeco al lado, mis papás me regalaron unos bebés hermosos con cara angelical a los que cuidaba con especial cariño, los envolvía en cobijitas, los bañaba y hasta les daba de comer. Después vinieron las Barbies, si bien el juguete cambió, el juego no, recuerdo meterle a la Barbie debajo de la ropa algodón para que estuviera embarazada,y hasta pedí a la pequeña hermana para que pudiera jugar a que era su hija. Toda mi vida me preparé para este momento que instintivamente deseaba, ser mamá, tener una barriga y llenar mi casa de amor para un pequeñito especial. Al mismo tiempo, mi esposo jugaba tenis, vídeo juegos, le jalaba el cabello a las niñas, se dedicaba a los juegos rudos y al hockey, lo último que le pasaba por la cabeza era que quería ser grande y que quería ser papá. Que diferente nos educaron, y sin embargo hoy los dos estamos en la misma aventura.

Cuando le dije que estaba embarazada no fue nada especial, era más el susto de que nos habían cambado los planes de un momento a otro que ni siquiera me pasó por la mente decirle que iba a ser papá de alguna forma tierna o diferente a esa fría llamada de -"Amor ven a la casa, me hice dos pruebas de embarazo y salieron positivas"- Y a pesar de la frialdad de la noticia, detrás de todo el miedo y le incertidumbre, dentro de mi, la pequeña Monse de 5 años que soñó toda su vida con cargar bebés, se estaba retorciendo de alegría porque por fin iba a tener a un bebé de verdad a quién bañar, cuidar y amar para el resto de la eternidad. Muy fácil para mi y no pensé en él. 

Nunca olvidaré la cara pálida y el gesto de desesperación revuelto con miedo, esas palabras de -"¿Y ahora qué vamos a hacer?"- En ese instante casi lo mato con la mirada, -"¿cómo que qué vamos a hacer? Pues ya nos casamos y vamos a tener a un bebé para amar y cuidar"- Qué fácil para mi, llevaba los últimos 20 años planeando ser mamá, mientras él planeaba viajes y por fin comprarse todos los aparatos electrónicos de moda para disfrutar en nuestra nueva casa. Y así pasó el tiempo y sufrimos porque mientras yo me emocionaba al ver ropita, él volteaba a ver el precio de los pañales y el costo de la leche en polvo con autentica cara de terror .

Después vinieron cambios en mi, empecé a sentirme hinchada, cansada, con muchos ascos y pocos ánimos de hacerle caso y mucho menos de salir al cine o a pasear. Estaba tan enojada con él, ¿Por qué no me entendía? ESTOY EMBARAZADA,y VAMOS a tener un bebé. Lo pensé mejor y antes de volver a pelear por lo desconsiderado que era al no ser empático por mi embarazo, hablamos. 

¿Por qué no me puedes entender? Pues muy fácil, porque él no estaba pasando por ningún síntoma, el seguía normal y feliz mientras yo me dormía toda la tarde y me puse a pensar qué difícil debe ser saber que existe un bebé que es tuyo pero que aún no puedes sentir y que no sabes cómo crece y porqué crece de esa manera, en especial después del primer ultrasonido donde vimos un huevito sin forma. 

Desde entonces me he dado a la tarea de que se sienta papá, y que él también se sienta especial, porque aunque soy yo la que carga a nuestro bebé en la barriga, él también necesita atención, cariño y reconocimiento. Empezamos a hacer cosas juntos, escogimos el nombre, platicamos de lo que queremos para él, y en especial desde el quinto mes, cada que se mueve no pierdo oportunidad de que me toque la barriga cada vez que Juan Pablo se mueve. Hemos vivido juntos el crecimiento de nuestro bebé, cada semana lo actualizo en el tamaño  y el peso que ya debe tener, como se ve dentro de mi panza y aunque le da pena, le habla para que empiece a reconocer su voz. Ha sido maravilloso no perder ninguna oportunidad de ir a nuestra consulta y ver a nuestro chiquito en el ultrasonido, y cual papá orgulloso siempre quiere presumir a su primogénito con quien se deje.

Soy muy afortunada de tener a mi lado a un hombre comprometido no solo con brindarle a nuestro hijo las comodidades que están a nuestro alcance, sino a un verdadero proveedor de amor para este bebé que crece en mi panza.

Porque ellos también están embarazados, vale la pena que vivan cada momento del embarazo a nuestro lado y que se involucren en todas las decisiones y cambios que surjan durante este. Porque ellos también están embarazados, vale la pena consentirlos, apapacharlos y nunca dejarlos en segundo lugar, aunque nuestro bebé requiera toda la atención que merece un recién nacido, nunca hay que olvidar que la raíz de su existir es el amor de una pareja.



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