Y una vez más comprobé que por más que planeas las cosas, en un segundo todo puede cambiar.
Después de mucho pleito por fin me dieron mi incapacidad, momento de descansar y a la vez preparar las cosas para la llegada de Juan Pablo. Tenía planeado lavar y planchar ropa a mediados de noviembre, para el 15 de hecho, pues mi bebé estaba para el 5de Diciembre, pero el instinto materno, la necesidad de anidar, y porqué no, también mi compulsión por tener todo a tiempo y perfecto me hicieron comenzar todo el 1 de Noviembre, así que me dediqué a lavar ropita, planchar, acomodar la recamara para poder poner los muebles del bebé y empezar a ambientarme aunque aún faltara mucho. Lo único que me faltaba era algo de decoraión para la pared, una cenefa o algo por el estilo, y que me entregaran el adorno para la puerta del hospital.
Lo que nadie te dice
Unos días antes de dar a luz comencé a sentir muchísima presión en el cuello del útero y claramente sentía como mis huesos de la pelvis se abrían, tanto me dolía que un día entero casi no me pude mover. El viernes 15 de noviembre, mi esposo y yo nos disponiamos a planear un agitado día de visitar tiendas para comparar precios de cosas de la casa en el buen fin, pero mi buen fin llego con una sorpresa.
Eran las 6:45 a.m. y mi esposo se levantó para bañarse, recuerdo que dijo -"Hoy va a ser un día muy difícil y agitado, voy a estar ocupadísimo en el trabajo"- y si que lo fue. Me levanté y fui al baño, pero al regresar ala cama comencé a sentir que me salía como flujo, tipo cuando te baja el primer día. Inmediatamente pensé que era normal ya que había leído que al final del embarazo aumenta la expulsión de flujo, lo que no fue normal es que no paraba, así que fui al baño pensando que tal vez el bebé me estaba aplastando la vejiga y me había hecho pipi. Cuando me senté en el escusado me continúo el flujo y en ese momento abri el cancel de la regadera y le dije a mi esposo -"Juan se me hace que hoy nace tu bebé, creo que se me rompió la fuente"- me moje la ropa interior, un pantiprotector y mi pantalón de la pijjama, así que de inmediato fui y le pregunte a mi mamá cómo se sentía cuando se rompe la fuente, me dijo que se expulsa un tapón como de moco con un poco de sangre y luego sale líquido a chorros, y como eso no fue lo que me paso, de inmediato pensé que entonces si me había hecho pipi. Procedí a hacer algo medio asqueroso pero que valió la pena, olí mi pantalón para ver si el líquido era pipi y cual fue mi sorpresa que no ola a eso, tenia un olor diferente, como de flujo. Le mande un whatsapp al doctor contándole lo que me paso y me llamó de inmediato, por lo que le dije y minimizando un poco las cosas porque por lo que me había dicho mi mamá seguramente no era la fuente, el doctor dijo que podía haber sido alguna membrana que se rompió pero que si no era mucho líquido solo me pedía que lo mantuviera informado.En ese momento mi instinto me dijo que hiciera mi maleta para el hospital y así lo hice, y deje a la mano la maleta del bebé que ya tenía lista. Entonces tranquilamente...ME ACOSTÉ A DORMIR (jajaja).
Desperté a las 11:00 a.m. fui al baño y oh sorpresa, me seguía saliendo líquido, cada vez más y más, por lo que decidí meterme a bañar y preprarame por si tenía que ir a revisión. Saliendo de bañarme le mande otro mensaje al doctor, quién de inmediato me cito en el consultorio. El camino al consultorio se me hizo eterno, iba super nerviosa porque dentro de mi sentía que a lo mejor ese día conocía a mi bebé. Por fin pase a consulta y el doctor me realizó un ultrasonido, dónde se percató que ya no tenía ni una gota de líquido amniotico (MAMÁ SI ERA LA FUENTE), pero que tampoco había dilatacíón ni contracciones y muy probablemente no las habría al inducir el parto o se podría prolongar demasiado exponiendo al bebé a una infección, además porque ya llevaba 8 horas sin líquido. En ese momento el doctor me partió el corazón diciéndome que no iba a ser posible llevar a cabo mi parto normal como lo habíamos planeado, y que me iba a tener que hacer una cesárea.
Regresé a mi casa con aliento de vagabundo por los nervios, tome mi maleta, la del bebé, cobijas, silla del auto, bambineto, hubiera echado al perico si hubiera sido posible, y me encaminé al hospital, iba super nerviosa, no coordinaba, quería llorar de la emoción pero también del miedo, por fin iba a conocer a mi bebé pero ya no lo sentía moverse tanto, se estaba adelantando 3 semanas, ya no tenía líquido amniótico y me iba a someter a cirugía lo cual nunca había vivido en mi existencia.
La hora de la verdad
Llegue a las 5:30 p.m. al hospital, ya me esperaban, en cuanto llegue me pasaron para prepararme, me despintaron las uñas, me colocaron la sonda y me puse la bata. Me fueron pasando de camilla en camilla, hasta que llegué al quirófano, firme miles de papeles que no sé ni que fueron (mal ahí), y llegó el anestesiólogo, una persona hermosa que me fue explicando todo paso por paso y me ayudo a estar de lo más tranquila. Llego el momento de la verdad, me pusieron el bloqueo y puse todo de mi para no moverme, he de confesar que si es incómodo pero no me dolío tanto, después me acostaron boca arriba, me cubrieron y comenzaron a hacerme presión en la barriga para comprobar que ya no sintiera y de pronto, llegó mi doctor y me dijo que íbamos a comenzar. Estaba muy preocupada por que no veía a mi esposo, y me dijeron que estaba afuera ya listo para pasar. Empecé a oler como a chicharrón (mi grasa jaja) y sentía como me movían pero no dolía. Después de un buen rato, el doctor le llamó a mi esposo y llegó el momento de la verdad, conocer a mi gordo. El médico asistente hizo presión desde lo más alto de mi panza lo cual me incomodó bastante y sentí muchísima presión en donde hicieron la incisión, pero después de unos cuantos empujones, escuche lo que hasta ahora, ha sido el sonido más hermoso de toda mi vida, el llanto de mi hijo, vi como salió, lo levantó el doctor y se lo llevó el pediatra. Continuaron trabajando conmigo, Juan y yo no podíamos de la emoción, después el pediatra le llamo a mi esposo y regresaron para presentarme a mi bebé, Juan Pablo.
Confieso que me la pase bien padre en la cesárea, super dopada jaja, los doctores excelente, las enfermeras lindísimas y la música increíble, hasta cante. Terminaron conmigo y me fui a recuperación donde lo único que quería y pensaba era en ver a mi hijo. Después de una hora de no creer que el bebé ya estaba afuera, por fin me iban a llevar a mi cuarto y lo primero que pregunté fue -¿Voy a ver a mi bebé?- y me dijeron NO, se me rompió el corazón, 37 semanas esperando a conocerlo y ya que estaba ahí no lo iba a poder ver. El bebé estaba en el cunero, recuperándose también y galaneando. Esa noche fue la más larga de mi vida, no dormí, cual niño esperando la Kermesse para poder ir con ropa de calle a la escuela. Desperté cada hora, por la incomodidad por una parte, pero sobre todo porque ya quería que amaneciera para abrazar a mi pedacito.
Después de la cesárea quedé medicada, tenía una cosa para hacer pipi conectada para que no me levantara, pero me dijo la enfermera que si quería recuperarme más rápido tratará de moverme mucho, acomodarme a los lados etc. Nunca había valorado todo el esfuerzo que se hace con el abdomen hasta ese momento,que bárbaro, ¡que dolor! Pero si algo valió la pena fue el dolor de moverme porque en efecto me recuperé más rápido.
Al siguiente día me quitaron la cosa para hacer pipi y me pidieron caminar y moverme para que mi cuerpo fuera reacomodándose, y que tratara de ir a hacer del baño, del 1 y del 2. Gracias a dios con mucho dolor y esfuerzo pude cumplir con el encargo e hice del baño por lo que me quitaron la intravenosa y la anestesia que aún traía en la espalda.
Pero lo más importante, al siguiente día a las 10:30 a.m. vi entrar por la puerta una cunita móvil de donde sacaron y pusieron directamente en mis brazos a Juan Pablo T.H. nacido el 15 de noviembre del 2013, a las 6:22 p.m., un bebé de 37 semanas, de 49 cm y 2.728 kg. No puedo describir la sensación de saber que dentro de tu cuerpo se gestó una vida que hoy tienes en brazos, que te ama y que quiere estar junto a ti. Cargar a mi hijo por primera vez es la sensación más reconfortante del mundo, se siente tanta paz, tanto amor, tanta esperanza y fe, se siente tan bien que hasta se te olvida la cesárea. Sentir que se pegaba al pecho por primera vez buscando comer es algo que no se compara con nada, se siente hermoso ser la proveedora de alimento y de cuidado de un ser hermoso, pequeño y que depende tanto de ti.
Y así, 3 semanas antes de lo esperado, pude conocer a mi cachito de vida, al hombre más guapo del mundo y el que llegó a cambiar la existencia de mi esposo y mía. Nada fue como lo planeamos ni como lo esperamos, pero fue simplemente hermoso.
Después de toda esta experiencia, algunos tips para las mamás que estan cercanas a dar a luz.
1. Tener lista la maleta de hospital tanto de mamá como del bebé desde un mes antes. Los hospitales te dan listas para que lleves algunas cosas en específico, así que es importante tenerla a la mano para estar preparados.
2. Confía en tu instinto y siempre llama al doctor si tienes sospechas de que algo no anda bien. Nada como el experto para despejar tus dudas.
3. Cada cuerpo es diferente, mientras a unas mujeres se les rompe la fuente de manera espontánea y dramática expulsando un tapón mucoso y mucho líquido, hay otras menos notorias, donde se expulsa el tapón poco a poco y la salida del liquido es paulatina. Si de algo sirve, romper la fuente se siente como la salida de mucho flujo, algo espeso y huele como a flujo también.
4. Aunque tengas un plan de parto, lo importante es la salud del bebé y la tuya, siempre hay que confiar en los expertos.
5. Al final del embarazo mantener las uñas sin esmalte, ya que a través de ellas se ve la oxigenación del cuerpo y sirve para monitorearte durante el parto o cirugía.
6. Tener la cámara cargada y a la mano, así como los cargadores de tu celular, recibirás muchas llamadas y mensajes.
7. Si eres detallista, desde antes prepara algunos souvenirs para obsequiar a las visitas que vayan a conocer a tu bebé.
8. Cada quién cuenta las cosas como le fue en la feria, si a mi me dijeran, la recuperación de la cesárea fue maravillosa y la pase estupenda, mientras otras dicen que es lo peor que hay en la vida, así que no hay que crear prejuicios.
Ojalá encuentren entretenida y de utilidad esta historia. Un abrazo.
Muy padre la reseña. Sólo faltó incluir a todas las hermosas visitas que recibiste! Saludos Monza.
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